martes, 8 de noviembre de 2011

Lina

Como siempre Carolina se disponía a levantarse de su cama, un minuto antes que suene su despertador a las 6:30 de la mañana, se sentaba en la cama, colocaba sus pies sobre el piso frió, estiraba su cuello, pegaba un salto y ya estaba listas para comenzar su día, iba al baño se lavaba un poco la cara y se miraba al espejo, cerraba sus ojos y los volvía a abrir, se observada de manera critica, ya sabia que empezaba la rutina. Como siempre ella se iba a bañar, a gastar como shampoo y acondicionador, tenia el pelo corto, eso era lo único que le agradecía a su pelo que detestaba. Iba a desayunar un mate cocido con alguna milanesa que había sobrado de la noche anterior, agarraría su morral y saldría caminando tranquila hacia su trabajo, en este trayecto Carolina la pasaba muy bien, salvo que se le cruce alguna que otra pareja y ella los mirara con cara de asco e inevitablemente su rechazo hacia el amor aparezca y esto haga que no disfrute mucho de su caminata y que empiece a caminar rápido como si esa pareja le persiguiera por estar sola.

Hay cosas que tenes que saber de Carolina:
Odia los diminutivos.
No cree en al amor de una relación.
Nunca es su vida tubo el pelo largo sabe que el pelo corto es lo de ella.
Cuando esta en el colectivo o sentada en la plaza se imagina la vida y saca hipótesis sobre las personas que tiene al lado o en frente imagina, como son sus relaciones, su casa, sus posesiones y demás.
Siempre se levanta de buen humor hasta que sale a la calle y la sociedad neurótica la pone histérica.
Pero están son cosas mínimas, hasta que ella empiece a tomar el control de su historia, sea la protagonista y la narradora a la vez.


Esta historia continua...

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