viernes, 12 de agosto de 2011

Capitulo primero *En París persiguiendo un sueño tal vez

El agua que corre por mis manos es como un espejo que me refleja mi cotidiana cara de mal humorada, ahora lavo mi cara con la misma agua que me muestra esa realidad. Miro a mi alrededor y hay una pequeña niña jugando con una tiza, hace bocetos en la vereda, la niña parece despreocupada; al decir verdad los niños cuando son pequeños no se preocupan mucho, viven en su mundo prefecto de hadas, duendes, super-poderes y criaturas fantásticas.
Vuelvo a ponerme mi mochila y camino. Hace tres días que me había embarcado en un vieja por París, me sentía un desconocido pero conocido a la vez.
Yo no era un turista cualquiera, en realidad no quería serlo, no quiere ser de esos que visitan la torre eiffel de noche o de día y menos el arco del triunfo, no llegue a París para ser un turista de los que se ven siempre.
Los viajes en metro, llevando "rayuela" en mi mano eran únicos y apasionantes, pero esta vez su lectura era diferente, ya no le seguí el juego a Julio si no que esta vez leía mi propia versión de "rayuela", se me hacia mas interesante y admito que aveces intentaba buscar en a La maga, a Pola o al increíble Horacio Oliveira, pero la verdad es que nunca aparecían es decir, yo no soy Julio y Julio no era yo... entonces, nuestra imanación no eran la misma... igual había algo que si compartiamos con Julio era esa adoración, facinacion, amor absoluto por nuestra bella París, debo reconocer que el famoso escritor había hecho que me enamore de París a tal punto que la convertí en un deseo mejor dicho, en una gran obsesión. París lo era todo en es momento, era la vida, la muerte, amor y el odio, París hoy era la única razón por la cual yo seguía vivo en ese momento... pero volvamos a Julio; me quedaba tan solo unos dos paradas aproximadamente para llegar, mi francés era malo y mi ingles regular(nunca me pude quejar de mi ingles) pero sabia que me tenia que bajar en la estación Denfert-Rochereau para poder llegar a Le Cimetière du Sud (
el cementerio Montparnasse). Mi mente divagó un poco, pensando en el "porque" de las cosas y esos pensamientos se mezclaron con la ganas de llegar. Cierro los ojos por unos segundo(en realidad nunca supe si fueron unos segundos o si fueron unos minutos) pero al mismo tiempo de abrir mis ojos, la voz del metro me indico de que ya estaba en la estación tan ansiada, baje, salí del metro, cruce la plaza Denfert-Rochereau y ya me encontraba en la puerta del Montparnasse. Ahora si solo me quedaba entrar y buscar a mi amigo Julio.






Tuyo por siempre.


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