lunes, 22 de agosto de 2011
Esto va personal
Estoy a punto de estallar, de entrar en crisis, de dejar de ser yo... y paso estalle y ya no soy yo la que escribe, no soy yo la que pienso cada palabra, la vida me hace ser otra, cambiar de personalidad solo para protegerme de vos, de mi, del mundo entero y a quien le importa, realmente te interesa esto? alguna vez te preocupaste de verdad por mi, no me interesa. Esto es personal, estos mutuo, esto es una especia de amor raro, es un intento de amor, sinceramente no se que intentemos hacer, pero no me importa, porque esta es la vida real, porque en la vida real no puedo decir las cosas de esta manera, intento ser coherente, a quien le importa? si hoy no quiero ser yo, a quien?, a vos te importa?, seguro que no.
sábado, 20 de agosto de 2011
Y si no evitamos nada?
Hay cosas que no se pueden evitar como:
La lluvia, los terremotos, los rayos, los tsunamis, las caídas, el amor, el olor a café a la mañana, las miradas ajenas, el dolor, la música que penetra tus oídos al salir a la calle, las películas de amor, el miedo, el enfermarnos en invierno, el sufrir por amor, los sentimientos mezclados, la inspiración, los labios pintados, los besos marcados en los cachetes, el amor a primera vista, las canciones con algún sentido propio, las habladurías del mundo, el gritar, hacer el ridículos una o dos veces al día, las puteadas por que si, el olor a la primavera en su comienzo, el frió, el calor, la distancia, las muecas desagradables, llorar, reír, la soledad, el crecer, el cantar en la ducha, las fanáticas, los sueños raros, las preguntas sin respuestas, las peleas, las reconciliaciones, el sexo, las melodías pegadisas, el casamiento, el ser infiel alguna vez, el pasado presente futuro, los cuentos de princesas y superheroes, la locura propia y ajena, los delirios a la noche, la gente egoísta, las cosas que no nos gustan, las cosas que vamos adorando. Hay demasiadas cosas que no podemos evitar pero lo que nunca vamos a poder evitar es que la muerte y la vida vallan caminado juntas de la mano.
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Escritos Mios.,
Vida
viernes, 12 de agosto de 2011
Capitulo primero *En París persiguiendo un sueño tal vez
El agua que corre por mis manos es como un espejo que me refleja mi cotidiana cara de mal humorada, ahora lavo mi cara con la misma agua que me muestra esa realidad. Miro a mi alrededor y hay una pequeña niña jugando con una tiza, hace bocetos en la vereda, la niña parece despreocupada; al decir verdad los niños cuando son pequeños no se preocupan mucho, viven en su mundo prefecto de hadas, duendes, super-poderes y criaturas fantásticas.
Vuelvo a ponerme mi mochila y camino. Hace tres días que me había embarcado en un vieja por París, me sentía un desconocido pero conocido a la vez.
Yo no era un turista cualquiera, en realidad no quería serlo, no quiere ser de esos que visitan la torre eiffel de noche o de día y menos el arco del triunfo, no llegue a París para ser un turista de los que se ven siempre.
Los viajes en metro, llevando "rayuela" en mi mano eran únicos y apasionantes, pero esta vez su lectura era diferente, ya no le seguí el juego a Julio si no que esta vez leía mi propia versión de "rayuela", se me hacia mas interesante y admito que aveces intentaba buscar en a La maga, a Pola o al increíble Horacio Oliveira, pero la verdad es que nunca aparecían es decir, yo no soy Julio y Julio no era yo... entonces, nuestra imanación no eran la misma... igual había algo que si compartiamos con Julio era esa adoración, facinacion, amor absoluto por nuestra bella París, debo reconocer que el famoso escritor había hecho que me enamore de París a tal punto que la convertí en un deseo mejor dicho, en una gran obsesión. París lo era todo en es momento, era la vida, la muerte, amor y el odio, París hoy era la única razón por la cual yo seguía vivo en ese momento... pero volvamos a Julio; me quedaba tan solo unos dos paradas aproximadamente para llegar, mi francés era malo y mi ingles regular(nunca me pude quejar de mi ingles) pero sabia que me tenia que bajar en la estación Denfert-Rochereau para poder llegar a Le Cimetière du Sud (el cementerio Montparnasse). Mi mente divagó un poco, pensando en el "porque" de las cosas y esos pensamientos se mezclaron con la ganas de llegar. Cierro los ojos por unos segundo(en realidad nunca supe si fueron unos segundos o si fueron unos minutos) pero al mismo tiempo de abrir mis ojos, la voz del metro me indico de que ya estaba en la estación tan ansiada, baje, salí del metro, cruce la plaza Denfert-Rochereau y ya me encontraba en la puerta del Montparnasse. Ahora si solo me quedaba entrar y buscar a mi amigo Julio.
Vuelvo a ponerme mi mochila y camino. Hace tres días que me había embarcado en un vieja por París, me sentía un desconocido pero conocido a la vez.
Yo no era un turista cualquiera, en realidad no quería serlo, no quiere ser de esos que visitan la torre eiffel de noche o de día y menos el arco del triunfo, no llegue a París para ser un turista de los que se ven siempre.
Los viajes en metro, llevando "rayuela" en mi mano eran únicos y apasionantes, pero esta vez su lectura era diferente, ya no le seguí el juego a Julio si no que esta vez leía mi propia versión de "rayuela", se me hacia mas interesante y admito que aveces intentaba buscar en a La maga, a Pola o al increíble Horacio Oliveira, pero la verdad es que nunca aparecían es decir, yo no soy Julio y Julio no era yo... entonces, nuestra imanación no eran la misma... igual había algo que si compartiamos con Julio era esa adoración, facinacion, amor absoluto por nuestra bella París, debo reconocer que el famoso escritor había hecho que me enamore de París a tal punto que la convertí en un deseo mejor dicho, en una gran obsesión. París lo era todo en es momento, era la vida, la muerte, amor y el odio, París hoy era la única razón por la cual yo seguía vivo en ese momento... pero volvamos a Julio; me quedaba tan solo unos dos paradas aproximadamente para llegar, mi francés era malo y mi ingles regular(nunca me pude quejar de mi ingles) pero sabia que me tenia que bajar en la estación Denfert-Rochereau para poder llegar a Le Cimetière du Sud (el cementerio Montparnasse). Mi mente divagó un poco, pensando en el "porque" de las cosas y esos pensamientos se mezclaron con la ganas de llegar. Cierro los ojos por unos segundo(en realidad nunca supe si fueron unos segundos o si fueron unos minutos) pero al mismo tiempo de abrir mis ojos, la voz del metro me indico de que ya estaba en la estación tan ansiada, baje, salí del metro, cruce la plaza Denfert-Rochereau y ya me encontraba en la puerta del Montparnasse. Ahora si solo me quedaba entrar y buscar a mi amigo Julio.
Tuyo por siempre.
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