lunes, 6 de julio de 2009

Hay un concepto que ronda perpetuamente mi cabeza; nunca se sabe lo que puede pasar mañana. Es más que una impresión o una percepción y está muy lejos de ser una vana sospecha. No sé si clasificarlo como una idea abstracta o concreta, complejo ¿no? Es tan simple como suena. ¿Cuántas cosas te están pasando ahora que hace 6 meses hubieras imaginado? ¿Cuántas de las cosas que considerabas nuncaesenciales hoy te faltan y seguís de pie? ¿Cuánta gente que creías conocer hace un par de meses hoy son completos desconocidos? ¿Cuántas cosas qué hace un año te hacían mal hoy te causan risa? ¿Cuánta gente importante hoy no tiene ni la más mínima en tu vida? ¿Cuántas cuestiones trascendenciaconstantes del pasado hoy son las más frívolas? ¿Cuánta gente jamás hubieras pensado que te iba a defraudar? ¿Cuánta gente jamás hubieras pensado que hoy iba a estar tan cerca? ¿Cómo te imaginabas tu vida hoy hace solo tres meses? Es raro, pero tiene que ver con vivir el instante, cada lapso y etapa. Disfrutar del santiamén y de las cosas efímeras. No tenerle miedo a los sentimientos relámpago de: hoy capaz sabemos, mañana dios dirá. No quiero venir a darle ninguna enseñanza a nadie ni mucho menos, solo digo que hay que darle su peso correspondiente y oportunidad a cada circunstancia. Ya sé (y muy bien) que no se puede vivir de situaciones, a veces es grato saber que va a pasar mañana, pasado y en una semana. La usanza de la rutina nos viene bien cuando no se pierde en automatisismo y repetición, pero eso es muy complicado de lograr sin caer por inercia en la fastidiosa e impertinente costumbre. Entonces me permito tener una vida llevadera y soportable disfrutando de vez en cuando la idea de no caer en el hábito de los días grises y uniformes. Es que, Mañana será otro día y ¿Quién sabe todo lo que puede pasar? les aseguro que mucho.

No hay comentarios:

Publicar un comentario